La piel es el órgano más extenso del cuerpo. Ella es la encargada de protegernos de las agresiones externas y de la hidro-evaporación interna. Descuidarla puede perjudicar no sólo nuestra estética sino, también, nuestra salud.
El viento, el frío y la humedad característicos del invierno son agentes súper agresivos a los que nos enfrentamos todos los días y que la resecan y desmejoran notablemente. Por eso, es fundamental modificar nuestros hábitos, mantenerla hidratada
Las bajas temperaturas del invierno hacen que nuestro cuerpo sufra diversos cambios a nivel interno para regular la temperatura y adaptarla al exterior. Pero no solamente los cambios son internos, sino que la parte externa, la piel, suele sufrir también el frío.
En invierno es cuando la piel se resiente más, y es que las bajas temperaturas hacen que se seque más que en otras épocas, además de dañarla si no la llevamos adecuadamente protegida. No solamente la ropa es una medida de protección, sino que la piel que se queda al descubierto y a merced del clima tenemos que cuidarla sobremanera para evitar que se irrite y se deshidrate.
La higiene excesiva y los cuidados constantes de la piel hacen que ésta sea cada vez más sensible a las agresiones del exterior, por eso tenemos que poner especial cuidado en evitar que las bajas temperaturas la dañen. Para ello simplemente tenemos que seguir una serie de consejos tanto para cuidarla desde fuera como por dentro, y es que la alimentación adecuada es fundamental para mantener una piel en perfectas condiciones.
Antes de nada es importante que mantengamos la piel limpia y libre de impurezas, sobre todo la del rostro, que está todo el día expuesta. Para ello utilizaremos limpiadores por la mañana y antes de acostarnos. Además, una vez a la semana la someteremos a un pilling o la exfoliaremos para eliminar las células muertas que se acumulan en la piel. De esta forma estará limpia y recibirá mejor los diferentes productos que vamos a aplicarle para protegerla.
Una vez tengamos la piel siempre limpia es primordial aislarla del exterior con cremas que contengan factores de protección, que no solamente tienen que servir para el verano, pues también la protegen del frío. Es importante que las cremas también la nutran, y para ello tenemos que utilizar complejos enriquecidos con vitamina C, colágeno, retinol… Estos ayudarán a disminuir las arrugas y hacer la piel más flexible.
Es importante que evitemos los cambios bruscos de temperatura, así como el uso de agua demasiado fría o caliente para el aseo. Lo ideal es utilizar agua tibia para evitar irritaciones de la piel, sobre todo en las zonas más delicadas que son el contorno de los ojos y los labios, donde tenemos que utilizar complejos hidratantes específicos que eviten el deterioro de estas partes.
Desde dentro es importante que nutramos la piel evitando sustancias que la deterioran como el alcohol y el tabaco, que representar un factor de envejecimiento prematuro. La hidratación es primordial para mantener una piel en perfectas condiciones, aunque la ingesta habitual de alimentos ricos en vitamina A y C es fundamental para conseguir una piel joven y radiante.
La elasticidad e la piel la mantendremos ingiriendo alimentos ricos en colágeno como las gelatinas animales, aunque podemos ayudarnos de complementos como el aceite de borraja o de onagra que son una buena forma de mantener la piel hidratada y elástica previniendo su desecamiento, descamación y envejecimiento prematuro. La levadura de cerveza es también un buen complemento para la piel.
El viento, el frío y la humedad característicos del invierno son agentes súper agresivos a los que nos enfrentamos todos los días y que la resecan y desmejoran notablemente. Por eso, es fundamental modificar nuestros hábitos, mantenerla hidratada
Las bajas temperaturas del invierno hacen que nuestro cuerpo sufra diversos cambios a nivel interno para regular la temperatura y adaptarla al exterior. Pero no solamente los cambios son internos, sino que la parte externa, la piel, suele sufrir también el frío.
En invierno es cuando la piel se resiente más, y es que las bajas temperaturas hacen que se seque más que en otras épocas, además de dañarla si no la llevamos adecuadamente protegida. No solamente la ropa es una medida de protección, sino que la piel que se queda al descubierto y a merced del clima tenemos que cuidarla sobremanera para evitar que se irrite y se deshidrate.
La higiene excesiva y los cuidados constantes de la piel hacen que ésta sea cada vez más sensible a las agresiones del exterior, por eso tenemos que poner especial cuidado en evitar que las bajas temperaturas la dañen. Para ello simplemente tenemos que seguir una serie de consejos tanto para cuidarla desde fuera como por dentro, y es que la alimentación adecuada es fundamental para mantener una piel en perfectas condiciones.
Antes de nada es importante que mantengamos la piel limpia y libre de impurezas, sobre todo la del rostro, que está todo el día expuesta. Para ello utilizaremos limpiadores por la mañana y antes de acostarnos. Además, una vez a la semana la someteremos a un pilling o la exfoliaremos para eliminar las células muertas que se acumulan en la piel. De esta forma estará limpia y recibirá mejor los diferentes productos que vamos a aplicarle para protegerla.
Una vez tengamos la piel siempre limpia es primordial aislarla del exterior con cremas que contengan factores de protección, que no solamente tienen que servir para el verano, pues también la protegen del frío. Es importante que las cremas también la nutran, y para ello tenemos que utilizar complejos enriquecidos con vitamina C, colágeno, retinol… Estos ayudarán a disminuir las arrugas y hacer la piel más flexible.
Es importante que evitemos los cambios bruscos de temperatura, así como el uso de agua demasiado fría o caliente para el aseo. Lo ideal es utilizar agua tibia para evitar irritaciones de la piel, sobre todo en las zonas más delicadas que son el contorno de los ojos y los labios, donde tenemos que utilizar complejos hidratantes específicos que eviten el deterioro de estas partes.
Desde dentro es importante que nutramos la piel evitando sustancias que la deterioran como el alcohol y el tabaco, que representar un factor de envejecimiento prematuro. La hidratación es primordial para mantener una piel en perfectas condiciones, aunque la ingesta habitual de alimentos ricos en vitamina A y C es fundamental para conseguir una piel joven y radiante.
La elasticidad e la piel la mantendremos ingiriendo alimentos ricos en colágeno como las gelatinas animales, aunque podemos ayudarnos de complementos como el aceite de borraja o de onagra que son una buena forma de mantener la piel hidratada y elástica previniendo su desecamiento, descamación y envejecimiento prematuro. La levadura de cerveza es también un buen complemento para la piel.
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Me encanta esta entrada. Desde hace añísimos tomo a diario zumos con abundante vitamina A y C entre otras porque les echo de todo, y llevo años tomando germen de trigo y levadura de cerveza, y también he tomado onagra y borraja, aunuqe de forma esporádica. Me gustan esas entradas para que todo el mundo se cuide. Un besito.
Hola guapisima!!
Jaja las buenas costumbres que no desaparezcan!!
Un besazoo