Los pies nos llevan a todas partes soportando el peso del cuerpo sólo
captan nuestra atención cuando duelen, huelen mal o sudan en exceso,
sufrimos de mala circulación o aparecen callos y durezas, entre otros problemas. Pero si conviertes el cuidado de los pies en un hábito diario, harás que luzcan bonitos y mejorarás su salud y la del resto del cuerpo.
1 cebolla
2 dientes de ajo
1 zanahoria
un poco de glicerina
una puntita de pulpa de aloe
Preparación:
Primero pon una cebolla partida en rodajas con un poco de agua en
cacito para pocharla. Añade un par de dientes de ajo machacados. Deja
hervir durante 2 o 3 minutos. Después, machácalo todo en el mortero y ya
estará listo para aplicar.
Para que no se irrite la piel de alrededor, puedes añadir una zanahoria
licuada con un poco de glicerina y una puntita de pulpa de áloe batida,
todo bien mezclado.
Uso:
Aplica la pasta resultante con una gasa sobre el callo o la dureza. Deja que actúe durante una hora como mínimo.